Anales AFA Vol. 35 Nro. 4 (Diciembre 2024 - Marzo 2025) 87-94
TORRES FUNERARIAS CHULLPA EN EL VALLE DEL RÍO LAUCA: UN PRIMER
ANÁLISIS ARQUEOASTRONÓMICO
FUNERARY TOWERS CHULLPA IN THE LAUCA RIVER VALLEY: A FIRST
ARCHAEOASTRONOMICAL ANALYSIS
A. Gangui*1
1Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Argentina. CONICET Universidad de Buenos Aires,
Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE), Argentina
Recibido: 05/07/2024 ; Aceptado: 17/08/2024
En este trabajo empleamos los métodos de la arqueoastronomía para analizar la orientación, posiblemente astronómica,
de grupos numerosos de torres funerarias chullpa, principalmente de los siglos XII al XVI, ubicadas en el valle del
río Lauca del altiplano central boliviano. A pesar de su gran relevancia histórica, tanto en las creencias y costumbres
funerarias de las poblaciones locales como en la constitución del paisaje en el altiplano, poco se sabe sobre la relación
de estos monumentos mortuorios con el cielo. Varios autores, desde cronistas de la época colonial hasta exploradores
más modernos, indican que las torres-tumba de estas regiones se orientan de forma tal, que partes importantes de su
estructura (en general, los vanos o entradas de las chullpas) apuntan hacia el levante en el horizonte oriental, de manera
de impregnarse de los primeros rayos del Sol. Sin embargo, el orto solar cambia su ubicación de manera notable en
diferentes épocas del año. Dada la falta de información escrita u otra forma de documentación original, para poder
afirmar el uso de una orientación sistemática es preciso efectuar la medida de un número estadísticamente significativo
de monumentos. Presentamos aquí los resultados del análisis de la orientación espacial precisa de los vanos de 80
torres medidas in situ durante un trabajo de campo en el valle del río Lauca. Hallamos que, excepto unas pocas, todas
las construcciones poseen los ejes de los vanos orientados hacia oriente y dentro del rango solar, entre los acimuts
extremos del movimiento anual del Sol al cruzar el horizonte local, con una concentración notable de entradas que
apuntan levemente hacia el norte del este. El presente constituye el primer estudio sistemático sobre las orientaciones
de las chullpas del río Lauca y puede proporcionar información crucial para comprender la evolución y el alcance del
fenómeno chullpario en el altiplano boliviano y en toda la región circundante.
Palabras clave: orientación de torres funerarias, arqueoastronomía, cultura aymara, astronomía y sociedad.
In this work we employ the methods of archaeoastronomy to analyze the orientation, possibly astronomical, of nume-
rous groups of chullpa funerary towers, mainly from the 12th to 16th centuries, located in the Lauca River valley of the
central Bolivian highlands. Despite their great historical relevance, both regarding the beliefs and funerary customs of
the local populations and the characteristics of the landscape in the highlands, little is known about the relationship of
these mortuary monuments with the sky. Several authors, from chroniclers of the colonial era to more modern explo-
rers, indicate that the tomb towers of these regions are oriented in such a way that important parts of their structure (in
general, the entrances of the chullpas) point towards the sunrise on the eastern horizon, in order to be imbued with the
first rays of the Sun. However, the sunrise changes its location noticeably at different times of the year. Given the lack
of written information or other forms of original documentation, in order to affirm the use of a systematic orientation, it
is necessary to measure a statistically significant number of monuments. We present here the results of the analysis of
the precise spatial orientation of the entrances of 80 towers measured in situ during field work in the Lauca River valley.
We find that, except for a few, all the buildings have the openings’ axes oriented towards the east and within the solar
range, between the extreme azimuths of the annual movement of the Sun as it crosses the local horizon, with a notable
concentration of entrances that point slightly towards the north of due east. Our work is the first systematic study of the
orientations of the chullpa towers of the Lauca River and can provide crucial information to understand the evolution
and scope of the chullpa phenomenon in the Bolivian highlands and in the entire surrounding region.
Keywords: funerary tower orientation, archaeoastronomy, aymara culture, astronomy and society.
https://doi.org/10.31527/analesafa.2024.35.4.87 ISSN - 1850-1168 (online)
* gangui@iafe.uba.ar
©2024 Anales AFA 87
I. INTRODUCCIÓN
La observación del cielo ha ocupado la atención de nuestros antepasados desde épocas muy tempranas. Al carecer
de instrumentos sofisticados seguían el movimiento de los cuerpos celestes a simple vista. Reconocían los momentos
singulares de los astros y la repetición cíclica de las estaciones del año. Determinaban, entre otros, las posiciones de salida
y puesta del Sol en los solsticios, las de la Luna en los lunasticios, y los ortos y ocasos de las estrellas más prominentes.
En reiteradas ocasiones levantaban estructuras, a veces monumentales, alineadas con esas direcciones o elegían como
emplazamiento de sus lugares sagrados y tumbas, aquellos que se encontraban en un sitio singular de forma que alguno
de los fenómenos descritos con anterioridad se produjese sobre una montaña sagrada o en algún otro referente topográfico
importante. La relación entre paisaje celeste y paisaje terrestre, es decir, el Paisaje con mayúsculas, ha sido siempre mucho
más íntima de lo que hoy en día podría parecer. La importancia de este hecho se refleja también en la reciente aprobación
por parte de la UNESCO de la iniciativa "astronomía y patrimonio mundial" que trata de identificar y proteger aquellos
lugares, o aquellos elementos intangibles de nuestra cultura, donde la astronomía haya jugado un papel fundamental ([1]).
Sabemos que el paisaje, en su definición más general, incluyendo aspectos terrestres y celestes, jugó un papel relevante
en la localización y la orientación de edificios en diversas culturas del pasado. Esto sucedió en latitudes muy distantes, por
ejemplo, en el Egipto antiguo ([2]), como así también en regiones más cercanas, siendo el imperio Inca un caso paradigmá-
tico ([3]). En el caso de las organizaciones sociales conocidas históricamente como Confederaciones o "Señoríos" aymara
de los siglos XII al XVI, es poco lo que sabemos sobre los aspectos prácticos y cultuales de su astronomía. Estudiar la
distribución y orientación de los monumentos chullpa (como expresiones arquitectónicas de costumbres mortuorias), tan
relevantes en la cosmovisión andina ([4]), nos permitirá indagar de forma novedosa sobre el posible influjo de la cultura
Tiwanaku en el culto y en la construcción de tumbas y torres sepulcrales posteriores y que perduraron incluso durante las
dominaciones inca y luego colonial hispánica.
En los últimos años se han multiplicado los estudios arqueoastronómicos sobre monumentos rituales y funerarios en
varios sitios de relevancia arqueológica. Tal es el caso de los monumentos saharianos de piedra seca que representan
importantes marcadores culturales ([5]) y cuya distribución se ajusta muy bien con la visibilidad de objetos celestes par-
ticulares. Se ha verificado que, en el Sahara central, el patrón de orientaciones sigue con alta probabilidad la dirección de
la Luna o del Sol nacientes ([6]) y, en el caso del Sahara occidental, estudios estadísticos de varios centenares de monu-
mentos muestran un patrón general de orientaciones hacia el horizonte oriental, principalmente agrupadas ligeramente al
sur de la posición de salida más meridional de la Luna, el lunasticio mayor sur ([7]). También en el Cuerno de África, la
región oriental de ese continente donde el mar Rojo se conecta con el océano Índico, estudios recientes ([8]) sugieren que
una gran muestra de montículos de piedras (cairns), estelas y entierros antiguos en el campo de túmulos de Heis (Xiis, en
Somalilandia) podrían estar orientados hacia objetivos astronómicos. Por ejemplo, estos investigadores llegan a resultados
que muestran una alta concentración de orientaciones hacia el lunasticio mayor norte, donde la Luna, cuando alcanza su
declinación máxima, cruza el horizonte. Dada la importancia de la Luna llena para esos pueblos nómades del desierto, la
salida más extrema de las Lunas llenas de invierno a lo largo de los años, definida como la Luna llena antes y después del
solsticio de invierno boreal, coincidiría con el patrón que fue encontrado en su estudio.
II. LA CULTURA AYMARA: CONTEXTO HISTÓRICO
Luego del colapso del imperio y la cultura Tiwanaku, entre los años 1000 y 1100 d.C., aparecen en la región altiplánica
boliviano-peruana varios señoríos o etnias que se disputan el territorio. Se trata de grupos aymara-parlantes ("jaqi aru",
lengua de la gente o aymara) que irrumpen desde el sudoeste después de una época marcada por una extrema sequía que
alteró severamente el sistema agrario manejado por el antiguo imperio ([9]). Estos reinos o señoríos se desarrollaron en el
altiplano hasta aproximadamente el año 1450, cuando los incas invadieron la región.
La conquista inca de Carangas, región del Collao (o Collasuyo, así llamado por los incas) que nos ocupará en el presente
trabajo, según detallan Gisbert y colaboradores ([10]; [11]), comenzó con Pachacuti y se completó durante el reinado de
Tupac Inca Yupanqui. Según la crónica del Padre Bernabé Cobo en el siglo XVII, Tupac Yupanqui logró sorprender a
Collas y a otras etnias (los Pacajes) en la contienda. El Inca "se encaminó al Collao detrás de las sierras de Vilcanota, y
vino a salir a Chungará, tomando por las espaldas al ejército de los Collas". De acuerdo con esta cita el Inca penetró en el
Collao por la zona del volcán Sajama, el río Lauca y el lago Chungará ([12]). En poco tiempo, la mayoría de los señoríos
aymara fueron conquistados por los incas, ya sea por pactos de sumisión o por pérdida de batallas y la correspondiente
anexión forzosa.
En el ámbito arquitectónico lo más característico de todos estos grupos aymara son sus construcciones fortificadas y
sus majestuosos monumentos mortuorios. Las primeras, llamadas pucaras en quechua, fueron emplazadas en lo alto de los
cerros y en lugares estratégicos para la defensa. Los segundos eran mausoleos o construcciones funerarias que, como ya
señalamos, recibieron el nombre de chullpas, torres de variados tamaños, con planta cuadrada o circular y cubiertas con
una bóveda por avance, en muchos casos con decoraciones muy vistosas, que se encuentran en grupos formando extensas
necrópolis ([11] : 7). A las chullpas se las encuentra construidas en adobe, piedra cortada o labrada. Las más antiguas
estudiadas datan, en promedio, aproximadamente del año 900 de nuestra era ([13] ). En particular, para las torres de la
región de Pacajes, este autor da una fecha radiocarbónica que delimita aproximadamente su construcción entre 1450 y
1652. Esto señala que existen en el altiplano chullpas contemporáneas a la ocupación inca y a la llegada de los españoles,
Gangui et al. / Anales AFA Vol. 35 Nro. 4 (Diciembre 2024 - Marzo 2025) 87-94 88
como se esperaba, pues, por ejemplo, las chullpas monumentales de Sillustani (en Perú) muestran una factura similar a la
característica constructiva incaica ([11]).
Hay todavía amplia discusión sobre el verdadero significado o utilidad de las chullpas en el paisaje altiplánico. Las
investigaciones ya han dejado de lado la idea de que las torrecillas eran exclusivamente sepulcros de elite de personajes
prominentes (mallkus o señores de hombres y territorios, cabezas de linaje), considerándolas más como verdaderas en-
carnaciones monumentales del ancestro mismo que se desea honrar. Y en tal capacidad las chullpas serían responsables
de hacer lo que hacen los ancestros, es decir, "proteger los campos y los rebaños, y promover su fertilidad; proteger la
cosecha; traer prosperidad a sus descendientes y proporcionarles comida, agua y otros bienes (almacenados); representar
al grupo ante extraños; defender la comunidad y su territorio; luchar contra sus enemigos; inspirar decisiones políticas",
y demás acciones fundamentales para la comunidad ([4]). Además, hay evidencias de que, antes y después de la domi-
nación inca, las chullpas eran empleadas como marcadores de límites territoriales (Fig. 1) o, de alguna manera, como
construcciones que señalaban las tierras controladas por diferentes familias, linajes u organizaciones comarcales (ayllus)
([14]).
III. CHULLPAS: TORRES FUNERARIAS DEL ALTIPLANO
Podemos imaginar la sorpresa de los primeros exploradores europeos al encontrarse con estas vistosas construcciones
mortuorias torriformes distribuidas en la extensa llanura altiplánica. Uno de los primeros cronistas, el soldado y explorador
Pedro Cieza de León, en La crónica del Perú (1553), relata que "tienen estos indios distintos ritos en hacer las sepulturas,
porque en la provincia de Collao (como relataré en su lugar ([16] cap. C), las hacen en las heredades, por su orden, tan
grandes como torres, unas más y otras menos, y algunas hechas de buena labor, con piedras excelentes, y tienen sus puertas
que salen al nacimiento del sol, y junto a ellas (como también diré) acostumbran a hacer sus sacrificios y quemar algunas
cosas, y rociar aquellos lugares con sangre de corderos o de otros animales"([16] cap. LXIII: 266). Y más adelante agrega
algunos detalles sobre la ubicación y las características constructivas de las chullpas: "por las vegas y llanos cerca de los
pueblos estaban las sepulturas destos indios, hechas como pequeñas torres de cuatro esquinas, unas de piedra sola y otras
de piedra y tierra, algunas anchas y otras angostas; en fin, como tenían la posibilidad o eran las personas que lo edificaban.
Los chapiteles, algunos estaban cubiertos con paja; otros, con unas losas grandes; y parecióme que tenían las puertas estas
sepulturas hacia la parte de levante" ([16] cap. C: 357).
Pocos años más tarde, en 1571, el cronista y encomendero Juan Polo de Ondegardo no solo describe en detalle los
enterramientos de los indios, sino sus costumbres y la pervivencia de las torres chullpa (los "sepulcros de sus mayores"),
las que, pese a su prohibición, seguían en uso durante la colonia castellana: "Es cosa común entre indios desenterrar
secretamente los defuntos de las iglesias, o ciminterios, para enterrarlos en las Huacas, o cérros, o pampas, o en sepulturas
antiguas, o en su casa, o en la del mesmo defunto, para dalles de comer y bever en sus tiempos. Y entonces beven ellos, y
baylan y cantan juntando sus deudos y allegados para esto" ([17] : 194).
Es así que, en 1574, para evitar los continuos enterramientos en los chullpares, el virrey Toledo expide una Ordenanza
que dictamina "que cada juez en su distrito haga que todas las sepulturas de torres que están en bóvedas en las montañas,
e sierras, se derruequen e haga hacer un hoyo grande donde se pongan revueltos los huesos de todos los difuntos que
murieron en su gentilidad" ([10] ). Como sabemos, estas órdenes se ejecutaron solo en parte, a juzgar por la gran cantidad
de chullpares que sobrevivieron a nuestros días. Incluso varias décadas después de esta Ordenanza, las chullpas seguían
atrayendo la atención de los cronistas (Fig. 2). Es el caso del ya mencionado Padre Cobo, quien, en su Historia del Nuevo
Mundo, de 1653, escribía: "Hacíanlas por las vegas, dehesas y despoblados, unas cerca y otras lejos de sus pueblos. Todas
eran en forma de torrecillas, las menores de un estado [unos 195 cm] de alto, poco más o menos, al talle de nuestras
chimeneas, algo más capaces, y las mayores de cuatro a seis estados de alto. Todas tienen las puertas al oriente, y tan bajas
y estrechas como bocas de horno, que no se entra en ellas sino pecho por tierra." ([18] Lib. MV, cap. 18, II: 271-273).
IV. ORIENTACIÓN DE LAS CHULLPAS: ¿ASTRONOMÍA O TOPOGRAFÍA?
Un elemento que se destaca de la narración de estos cronistas tempranos es la orientación de los vanos de entrada de
las chullpas hacia el oriente: hacia el "nacimiento del sol"o"la parte de levante" según Cieza de León, o con "las puertas
al oriente"según el Padre Bernabé Cobo. Esta orientación que podríamos llamar astronómica es coherente con la idea de
que los cuerpos de los difuntos, guardados por la eternidad en el interior de las torrecillas, recibieran los primeros rayos
del Sol de cada día, impregnándose de la energía revigorizante del astro.
Sin embargo, el paisaje andino para la cultura aymara estaba poblado de elementos sagrados y su cosmovisión incluía
tres planos o "Pachas"(superior, terrestre e interior) que se conectaban a través de sitios especiales, lugares míticos de
origen de donde había salido el primer ancestro, llamados pacarinas o huacas ([19]). Por lo tanto, es de esperar que la
orientación topográfica, hacia sitios especiales del paisaje terrestre, también haya dejado su rastro en las chullpas.
Como narra Cieza de León: "cuentan estos indios que tuvieron en los tiempos pasados por cosa cierta que las ánimas
que salían de los cuerpos iban a un gran lago, donde su vana creencia les hacía entender haber sido su principio" ([16]).
Así, lagos (como el Titicaca en el actual límite entre Bolivia y Perú) o incluso lagunas prominentes, estaban muchas veces
dotados de poderes de recreación o revitalización. La misma veneración se daba con los volcanes y montes nevados que
se destacan en el paisaje del altiplano andino, asociados con el culto a los antepasados. Como resultado, es natural que
en el trabajo de campo de años subsiguientes se hayan encontrado chullpares orientados hacia los lagos, hacia los cerros
Gangui et al. / Anales AFA Vol. 35 Nro. 4 (Diciembre 2024 - Marzo 2025) 87-94 89